miércoles, 4 de mayo de 2016

Milagros

Deja de esperar que suceda un milagro. Y date cuenta. Ponte a pensarlo por un momento. Considéralo de verdad. Deja de hacer lo que estás haciendo y piénsalo. Ahora. Todo en tu vida, todo lo que te rodea, es un milagro. Empezando por tu propio cuerpo. Los latidos de tu corazón, el funcionamiento de todos tus órganos en armonía, tu más preciado don, sea cual fuere… todo es un milagro, no me digas que no lo ves! Y eso sin contar todos los “otros” milagros cotidianos que están allí, todo el tiempo, esperando que los reconozcas. Esas “casualidades” sin explicación que, sabiendo leerlas, te muestran el camino, te dan una respuesta, te confirman que vas por el camino correcto o te sugieren un cambio de rumbo. Eres un mago, sólo que no lo sabes. Y si lo sabes, te lo olvidas demasiado a menudo. Acéptalo, recuérdalo, vívelo así porque así es y disfruta más seguido de esa sonrisa que, estoy seguro, se ha instalado ahora en tu rostro, en tus ojos y en tu corazón, por el simple hecho de recordarlo.

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