viernes, 5 de octubre de 2018

Dar

Deja de preocuparte por lo que quieres conseguir. Olvídate de lo que consideras que te falta. Concéntrate en cambio en todo lo que tienes. No como un conjunto difuso. No con un rápido y fugaz “si, ok, tengo mucho, es verdad” buscando dar vuelta rápidamente la página. No. Detente a pensar, y mejor aún, a escribir una lista detallada de todo lo que tienes. Puedes empezar por cosas materiales, suele ser más sencillo. Pero no te quedes en eso. Tienes también conocimientos que puedes enseñar, experiencias que pueden servir a otros para no repetir tus mismos errores, habilidades con las cuales ayudar, dones, afecto, amor... Y así, casi sin darte cuenta, estarás convirtiendo la lista de las cosas que “tienes” en la lista de las cosas que puedes dar. No eres el ombligo del mundo. No eres el centro del universo. Ya sé que tu cabeza lo sabe pero muchas, demasiadas veces, actuamos como si lo fuésemos. Deja de centrar tu atención en ti mismo. Basta de yo, yo, yo. Y una vez que hayas comprendido todo lo que tienes para dar, sin pensarlo -porque cuando la razón se mete la acción se paraliza-, empieza a actuar. Da lo que tengas para dar y siente la plenitud que eso te produce. Da lo que tengas para dar y aquello que querías conseguir, estará mucho más a tu alcance de lo que jamás podrías haber imaginado. Da lo que tengas para dar y el universo te lo devolverá multiplicado.

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