miércoles, 31 de agosto de 2016

Abrirte para sentir

Abre tu corazón, ábrete y haciéndolo, permitirás que lleguen a ti cosas que, estando cerrado y abroquelado tras tus siete armaduras, de ninguna manera llegarían. Si, por supuesto, así de cerrado como estás te sientes seguro, protegido, a salvo de unas cuantas emociones. Déjame decirte que lo que te pierdes es mucho más de lo que crees ganar. Ábrete al mundo, deja de preocuparte por lo que los demás podrían pensar o dejar de pensar. Por lo que podrían decir o dejar de decir. Por la posibilidad de que alguien pudiera rechazarte. ¡Esta es tu vida! Y parte de su enorme riqueza pasa por estar abierto a sentir, a dar y recibir, a vivir en plenitud. Deja de lado la aparente seguridad de, tan sólo, transcurrir. Lánzate, zambúllete, arriésgate y acepta que algunas veces podrías llegar a salir un poco magullado. Es el precio que debes pagar para, la otra inmensa mayoría de las veces, disfrutar más, divertirte más y, en síntesis, reemplazar esa sensación de vacío por una profunda y hermosa plenitud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario