miércoles, 16 de septiembre de 2015

Angustia sin fundamento

Llamas por teléfono a tu hijo. No contesta. Insistes con el llamado un rato más tarde. No contesta. Las chances de que le haya pasado algo son ínfimas. Es mucho más probable que no haya escuchado la llamada, se haya quedado sin batería en su móvil, esté ocupado o en clase o sin señal o… montones de razones más. Escuchas un ruido en la mitad de la noche. Seguramente sea una rama cayendo de un árbol o un vecino golpeando una puerta o algo parecido. En estas y en miles de situaciones, la angustia ya está allí, instalada y sin miras de retirarse. ¿Qué fue lo que la provocó? ¿El ruido? ¿La llamada no respondida? No! Son tus pensamientos los únicos responsables! Ellos armaron toda la película en apenas segundos. Guión, escenografía, actores principales y extras, hasta la música eligieron, tenebrosa y de suspenso. Y tú compraste la entrada y te sentaste, pasivo cual espectador en el cine de verdad, a mirar la peli en tu cabeza. Y de un salto, en instantes apenas, estás formando parte del elenco. Todos los días, cientos de veces al día, estás triste, angustiado, deprimido, enojado sin razones objetivas que lo justifiquen. Todo por obra y arte de tus pensamientos. Date cuenta. Reconócelo y frénalo apenas seas consciente de lo que está sucediendo. Sácate las telarañas de la falsa angustia auto-generada y siente como la paz de tu espíritu ocupa rápidamente su lugar.

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