jueves, 13 de junio de 2013

Cuando haya que hacer algo, hazlo. Pero hazlo hasta el final. Completa la tarea, de manera seria y consistente. No aflojes, ni mucho menos intentes cerrarlo sólo para cumplir. Si lo que hay que hacer es tedioso, complicado, difícil, tampoco te escondas. Por el contrario, comienza cuanto antes. Y complétalo lo más pronto que puedas. Apenas empieces a encararlo verás que no era tan difícil como parecía. Paso a paso la bruma que parecía rodearlo se irá disipando y tu sensación de angustia y desasosiego se irá transformando en alegría y satisfacción.
Muéstrate. Ofrece tu ayuda y tu aporte. No sólo estarás siendo valioso para tu equipo, para tu entorno o para tu jefe. Terminarás cosechando, tarde o temprano, los frutos que habrás estado sembrando.

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