jueves, 8 de febrero de 2018

Dilo

No te lo quedes. Lo que tengas que decir, dilo. No lo guardes dentro de ti porque cuando finalmente salga, lo hará de la peor manera. Busca, eso si, el momento y la manera. Recordando que el momento perfecto no existe ni nunca existirá. Y prepárate. Para empezar, plantéalo desde lo que te pasa a ti, desde lo que tú sientes. Nunca desde lo que el otro debería haber hecho, dicho, previsto, comprado, vendido, pedido, ofrecido, sentido o pensado. El secreto está en poder explicarte. Y para eso, primero debes comprender. Acepta, comprende, entiende, pon tu cuota de paciencia y de amor. Amor. Lo que tengas que decir, dilo desde el amor y desde la comprensión. No cometas “sincericidio”. Si sigues aguantando, algo dentro de ti finalmente explotará. Y las esquirlas de esa explosión no podrán hacer otra que daño. Di lo que tengas que decir, de la mejor manera que puedas, lo antes que puedas. El alivio que sentirás, bien vale el esfuerzo.

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