miércoles, 26 de octubre de 2016

Poder, se puede...

“No se puede”. Error intrínseco. O Mentira, como prefieras llamarlo. Nunca, ‘no se puede’, es una aseveración válida. En realidad, es justo al revés. Siempre se puede. Claro que seguramente no resulte fácil, que no sea simple y hasta es probable que demande un esfuerzo enorme. Inmenso. Agotador. Pero se puede. Imagina qué habría pasado si el señor, o la señora, que un día inventó la rueda, después de un rato de pensar hubiese concluido que “no se puede”. O si nuestro tatara-tatarabuelo en aquellas frías cavernas, tras observar el incendio producido por un rayo al caer sobre un bosque seco, en lugar de pensar y pensar, de intentar e intentar hasta que una chispa brotara al frotar dos piedras, se hubiese dado por vencido diciéndole a tu tatara-tatarabuela “Vieja, no se puede”. Todo lo que puedes imaginar, todo lo que puedes soñar, por más loco y absurdo que parezca, es factible. Si podemos volar, en avión, aladelta o ultraliviano, si podemos comunicarnos por teléfono celular y videconferencia, si personas que no pueden ver juegan futbol y personas que no tienen piernas participan en competencias de atletismo… no quiero escucharte ya nunca más, por favor, decir que algo “no se puede”. La limitación no está en el hecho, sino en tu mente y en tu actitud al respecto. Erradica el “no puedo” de tu boca y de tu mente y verás que todo, absolutamente cualquier cosa que te propongas, está a tu alcance.

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